USA | El Gran Cañon del Colorado
- almadeviajeros
- 24 jul 2018
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 6 ago 2018
Un viaje disruptivo
El historiador y escritor de viajes americano William Least, autor del best seller Blue Highways (Carreteras Azules), describe así lo que según él, somos cuando viajamos: "Lo que has hecho se convierte en la vara con la que juzgarte sobre lo que harás, especialmente desde la perspectiva de los otros. En cambio, cuando viajas eres lo que eres en ese momento. Las personas no conocen tu pasado como para reclamarte algo. No hay "ayer" cuando estás en la ruta". William no podría haber captado mejor lo que significó para mí (y nosotros) el primer viaje realmente disruptivo de nuestra gran aventura alrededor del mundo.
Tuve, de adolescente, un primer amigo viajero con quien conocí la mayor parte de Europa en la década de 1990. Fue precisamente en el año 2000 cuando cerramos esa etapa y yo comencé con otro gran proyecto, el familiar. Afortunadamente, algunos (entre ellos yo), consideran que la historia no es lineal sino cíclica, así que luego de 16 años, con ciertas metas en el bolsillo, volví a Alberto (mi amigo viajero) para explorar la idea de un nuevo viaje juntos. Su propuesta tuvo el beneficio de ser tan sopresiva que no tuve muchas ganas de decir que no: recorrer el suroeste de Estados Unidos en Motorhome.

Las dos puntas del viaje lo marcaron dos ciudades: Las Vegas y San Francisco. Las Vegas la puedo resumir como Disneylandia para adultos (como si Disneylandia no fuera para adultos!!!), una de esas ciudades fuera de lo común, que si no sos fanático del juego, también podés disfrutar de su exuberancia, calidez, lujo, locura, luz, agua por doquier (en el medio del desierto!!!) y atracciones extremas, como por ejemplo subir a la terraza de la Torre Stratosphere, especialmente de noche, mirar Las Vegas a tus pies para luego caer hasta la base, luego de un recorrido de más de 350 metros. Para hacerlo, al menos una vez en la vida (si llegas a estar en Las Vegas consultá la página de las atracciones de esta Torre Hotel).

La salida de Las Vegas fue el inicio de la disrupción. Esta experiencia no iba a desarrollarse en las ciudades, sino en la ruta, con una "casita" a cuestas, parando en campings especialmente preparados para que esas "casitas" duerman conectadas a las tomas de agua y electricidad. Los trenes, buses y subtes dieron paso a un tipo de viaje diferente. La motorhome fue para nosotros el símbolo de ese viaje que nos conectó con la médula de la naturaleza, con el espíritu de la ruta, con la camaradería de personas que nunca habíamos visto en nuestras vidas y que muy probablemente no volvamos a ver, pero que guardan un lugar en esta experiencia que nos llevaremos con nosotros por siempre.
Manejar una motorhome no es cosa de todos los días. Casi 3 metros de ancho por 9 metros de largo requieren un observador diferente al volante. Dimensiones nuevas, nuevos saberes y aprendizajes llenaron las primeras horas entre que fuimos a buscar la motorhome del local de renta hasta que nos lanzamos a la ruta. En la rentadora no te dejan salir si no mirás el video básico que dura media hora, para luego chequear desde la posición de los espejos hasta el arte de la técnica y la mecánica en lo referente a conexiones de agua, luz, cables, heladera, cocina, baño, productos que debes usar para una mejor estadía, etc. Y en un momento te das cuenta que estas al volante listo para tomar la ruta. Flor, mi esposa cumplió uno de sus sueños al estrenar la Motorhome. Un viaje de 4 horas nos separaban desde la rentadora hasta la entrada al camping del Gran Cañón donde paramos. Esas 4 horas nos sirvieron para conocer nuestro nuevo hogar, explorarlo, darle nuestro toque, parar a cargar nafta, tomar fotos, filmarnos, en fin, divertirnos un rato. La llegada fue tan sencilla como la salida. USA tiene muchas cosas muy bien organizadas. Llegas, te registras, te asignan lugar para tu Motorhome, la estacionas, la conectas a las tomas de agua y luz y comenzás a saborear tus nuevos hogares.

El Gran Cañón del Colorado es una de las grandes maravillas que ofrece nuestro hermoso planeta. Una olla naranja "marcada por el fuego del sol", cavada a lo largo de cientos de miles de años por el río Colorado, en medio de una planicie verde. La belleza del Cañón la podes apreciar desde su profundidad, simplemente caminando sus senderos, respirando sus aires y conectándote con tu fuente. Pero también podés tomar un vuelo en helicóptero que te permite apreciar la gran olla desde el aire. Altamente recomendable. Sin embargo, el mejor momento para mi fue el atardecer, cuando el Cañón se prende fuego, cuando los naranjas se hacen más naranjas, cuando de a poco comienzan a verse las estrellas en la cúpula celeste, cuando las sombras humanas dibujan caprichosas formas en las rocas encendidas por el sol en retirada. Yo ofrezco las fotos, las palabras y las emociones las ponés vos.

Hermosos momentos para atrapar en tus retinas, en una reflex, en un celular, en tu corazón, en tu alma, en una historia, solo, en pareja o en familia. En definitiva, es simplemente nosotros enfrentados con el aquí y ahora y obligados a disfrutarlo sin otro objetivo que darnos cuenta que nuestro corto paso por esta vida debe ser disfrutado a pleno y trabajar incansablemente para que ello suceda.

Sebastian
Kommentare